La Croqueta

Cómo devolver la cordura al solapamiento entre ePrivacy y RGPD antes de que los medios espanten a la poca audiencia que aún les queda.

Sergio Maldonado
PrivacyCloudES

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Origen de la imagen: Canva

Entran María Luisa, Catón y Mercedes en una cafetería de la calle Ponzano de Madrid.

MARIA LUISA

Me parece fatal tener que aceptar cookies en los periódicos digitales si no quiero suscribirme. Siempre ha habido forma de al menos leer la portada, y una suscripción da la impresión de tener que compartir más datos aún. Además de pagar.

NOTA: Lo que sigue se me ha ido de las manos. Busca la palabra “CROQUETA” y salta directamente a las conclusiones si no te sobra el tiempo.

CATÓN

Bueno, estás en su casa digital, por ponerlo así. Y en su casa decidirán ellos sus reglas. Si no te gusta, vete a otra web o escribe tus propias noticias.

MERCEDES

A ver, yo en mi casa también cumplo la ley. Eso sí, acepto que de algo tendrán que vivir. Lo que me sorprende es que se agarren a las cookies como a un clavo ardiendo a estas alturas de la película.

CATÓN

Eso será su problema porque cada cual decidirá libremente cuál es su modelo de negocio, a qué tecnología se acoge, y qué tipo de publicidad vende o deja de vender. O cuánto se paga a cada periodista y cuánto se puede pedir por una suscripción para que tengan una vida digna. Y además te están dejando escoger: aceptas cookies o pagas.

MARIA LUISA

Pero es que esa elección también tiene que estar sujeta a derecho. El consentimiento, para cookies o para lo que sea, tiene que ser libre e incondicional. Ya me dirás tú qué libertad tengo yo cuando la alternativa es pagar una suscripción. Al menos no lo llames consentimiento.

FELIPE (camarero — se da la vuelta en la barra y decide participar)

Pero es que ese consentimiento es legal. Lo dice la guía de cookies de la Agencia Española de Protección de Datos. Se deberá facilitar una alternativa a su aceptación y ésta “no tiene por qué ser gratuita”. Y además lo insinúa la sentencia del Bundeskartellamt.

CATÓN

Menos mal que van las autoridades entrando en razón, porque parece que todo tiene que ser gratis.

ANSELMO (cliente habitual, en su banqueta)

Pues no hay derecho a que no pueda yo leer las noticias. Es un deber democrático informar a la ciudadanía. ¿En qué sociedad vivimos donde la plebe se entera por WhatsApp, burbujas radicalizadas y fake news, pero las élites pueden permitirse hechos contrastados o al menos opinión fundamentada?

FELIPE

Pero es que ese trabajo tiene un precio, como cualquier otro. ¿O me vas a decir que no vas a pagar tu caña porque ejercitas tu derecho fundamental al aperitivo español?

ANSELMO

No es lo mismo. Y tiene que haber límites. Ya nos pasó con la música y el cine. Si están fuera de mis posibilidades es mi obligación moral usar mecanismos de circunvención. Bastante pagamos ya a las operadoras por acceder a internet.

Hay una necesidad cultural básica que viene a ser como el alimento impresicindible de una sociedad avanzada. Y lo mismo con los periódicos. Yo ya tengo el Firefox configurado con NoScript y leo todo sin pasar por ese abuso de cookies ni mucho menos registrarme o pagar.

CATÓN

¿Y los periodistas viven del aire? Tú lo que has hecho es tomar la justicia por tu mano, y eso sí que es ilegal. Menudo Charles Bronson nos ha salido. ¿Por qué no te mudas a Corea del Norte y disfrutas a placer de la prensa gratuita y pública?

ANSELMO

Los periodistas, que se busquen un trabajo de verdad y escriban por la noche o tiren de ChatGPT como hacemos todos. También quiero yo decir que soy periodista o comentarista de barra. Pero hace años que se acabó el monopolio sobre la imprenta o la distribución. En internet todos somos reporteros y editores, así que a compartir.

FELIPE

Te contradices, Anselmo. ¿No decías que quieres acceso a datos contrastados por salud democrática? ¿Quién va a hacer periodismo de investigación a base de IA generativa y arrebatos nocturnos?

CATÓN

Eso es. Y también hay un negocio detrás que da de comer a mucha gente. Las cosas no son tan fáciles, y montar un medio digital tiene mucho riesgo y merece una recompensa. Claro, que si vives de subvenciones esto te resbala.

FELIPE

No hablemos de subvenciones, que ciertos medios se hinchan con el pacto escondido de la publicidad institucional, con la complicidad de algunas agencias para desplumar a las marcas, y con el chantaje oculto a algunos grandes anunciantes. Y cae de cajón que tienen la mano en el puchero del poder político porque mueven votos. A ver de dónde crees tú que sale el trato favorable con el consentimiento de cookies en Francia, que son los que han empezado con este circo.

Que ya digo que es legal, pero les han hecho la falda a medida.

MARIA LUISA

Y lo de legal, con pinzas. En veintisiete países solo dos agencias lo han permitido, y estamos hablando de directrices, no de ley.

En fin, sigo sin entender por qué tenemos que llamar a esa broma consentimiento.

MERCEDES

¿Y no podrían usar la base legal del contrato, donde la contraprestación son ciertos datos personales o áreas de interés? ¿No estaba eso por algún lado en la Directiva de contenidos digitales?

MARIA LUISA

¿Estás diciendo que un derecho fundamental es ahora moneda de cambio? ¿Reservamos la protección de datos a quien se la pueda permitir? ¿Cuál es el precio de tu futuro si ahora comprometes todas tus preferencias, histórico de ubicación geográfica, salud o relaciones familiares?

MERCEDES

A ver, no exageremos. A los medios les resbala lo que hagas con tu vida y no albergan un espíritu maligno esperando a perfilarte hasta la evaporación de tu alma. Lo único que quieren es servir publicidad relevante para que quien se anuncia no tire el dinero.

MARIA LUISA

Pero es que aquí está el problema. En esta inconsciencia. A ellos les dará igual, pero están compartiendo mis datos con cientos de intermediarios (892 según la tomadura de pelo de aviso de elmundo.es) y no entiendo quién es esta gente.

Es que tus datos determinan tu libertad futura, y esto no lo entiende nadie. Y seguimos colgando fotos de las comilonas y los viajes sin darnos cuenta de que eso tendrá un impacto en el precio de tu seguro médico o el de tus hijos.

ANSELMO

No vas mal encaminada. Leí el otro día que unos inconscientes han montado una startup donde analizan posts de Instagram de la gente para comprobar si viven por encima de sus posibilidades, asignándoles un nivel de riesgo y vendiendo esta información a quien necesite evaluar su propensión al impago.

MARÍA LUISA

¿Y qué me dices de los ochocientos socios de la prensa? No me parece normal que un medio de comunicación me obligue a confiar en todos ellos conociendo la cantidad de ciberataques que se sufren cada semana y cómo esas características individuales pueden asistir en estrategias de Phishing o de simulación de identidad para acceder a cuentas bancarias o engañar a la gente más vulnerable. O crear nuevas brechas de seguridad engañando a la plantilla de un banco, una eléctrica o un hospital. Y de esto hay ejemplos frescos.

MERCEDES

No te digo que no, pero no hay una motivación en los medios para ir más allá de la relevancia y gracias a ella sobrevivir. Piensa que compiten con Instagram y Google, y estos permiten un nivel muy detallado de granularidad o precisión.

CATÓN

Esa es otra, es que no puede ser que Google y Facebook anden comiéndole la tostada a los medios, que les dan todo su contenido.

FELIPE

Para nada es así, Catón. Es al revés, los medios obtienen su tráfico de Google y Facebook y no pagan nada a cambio. No tienen nada que exigir. En Canadá sacaron una ley requiriendo compensación y a cambio Meta les ha cerrado el grifo sin pestañear. Y no sé si te acuerdas del fiasco de los medios españoles con Google News.

A ver si os enteráis. Los mayores de cuarenta años se asoman a las portadas por la mañana en la web — y los medios llaman a esta gente “paracaidistas”- pero la juventud prefiere ver un vídeo en TikTok o el resumen de un YouTouber a tragarse un chute de propaganda de Prisa, El Mundo, o el que toque. Y no es por incultura, es porque ya les ven el plumero a todos.

Eso sí, los mayores de cincuenta siguen pidiéndome el periódico de papel, que ya me va costando conseguir. Y a estos les digo que se suscriban a algo, que ya les dejo usar el wifi.

MERCEDES

Como se nota que no pones “specialty coffee”. Como vayas a una cafetería hipster vas a pagar cinco euros por un “flat white” y si te ven sacar la tableta se te tiran al cuello como jaguares enfurecidos apuntando a los cartelitos de “prohibido ordenadores” como Donald Sutherland en “La invasión de los ultracuerpos”. Y, como tampoco se molestan en poner periódicos, la tensión está servida.

En fin, dejando esto a un lado, estoy de acuerdo. Si la gente está en Instagram, Facebook o TikTok no es porque la prensa les agracie con el oro líquido de sus titulares divinos.

CATÓN

Pero a las plataformas se les permite todo. Ahora Instagram pide trece euros a quien no acepte perfilado publicitario, pero cuando lo hacen los medios la gente se alarma.

FELIPE

Yo diría que más bien es al revés. A los medios, que siguen arrastrándose al borde del colapso económico, les hacemos excepciones porque el poder político les tiene pánico. A Meta la gente le tiene muchas ganas, supongo que por lo sibilinos que han sido siempre. Y porque han atrapado a nuestro círculo social en WhatsApp y ahora no hay quien se escape, por mucha publicidad que empiecen a colar entre los chats — y me da que esto se está gestando, porque ya me duele la rodilla como a mi abuela cuando viene la tormenta.

MERCEDES

Lo que pasa es que Meta y Google, además de gigantes, o tal vez gracias a que lo son, están evolucionando para utilizar fórmulas menos intrusivas de obtener relevancia en la muestra de anuncios. Ya no necesitan ni cookies siquiera.

Mientras tanto los medios siguen atenazados por sistemas de compra, medición o reporting que llevan muchos años sin evolucionar. Esto garantiza márgenes brutales más derivados de la falta de transparencia que del valor ofrecido en la intermediación.

Pero no solo las agencias fagocitan a los medios. La arquitectura completa de participantes en el mercado abierto de publicidad programática genera muchas ineficiencias que no sufre un jardín amurallado con usuarios registrados.

CATÓN

No empecemos con la tasa tecnológica y el cuento de la gotera en publicidad programática. Aquí ha hecho mucho daño Johnny Ryan. La cosa funciona como tiene que funcionar y si no estuvieran esas piezas en su sitio no habría un mercado abierto.

Meta y Google no usarán cookies y te contarán lo que quieran sobre tecnologías súper privacy, pero le encaloman el trabajo sucio al anunciante. Le conminan a meter los pixeles de seguimiento y a compartir los datos de sus clientes para enriquecer campañas. O a subir las señales de conversión a través de un API. Y ellos se lavan las manos. Se han saltado así las restricciones de Apple en móviles y hacen lo mismo con la normativa. Mucho paripé con el Consent Mode, pero el bucle de optimización les aporta más a ellos que a las marcas.

Y no insultes a las agencias de medios, porque si no fuera por ellas la gente tiraría más dinero aún a la caja negra de Google, que ya van varios escándalos exponiendo cómo te cuelan inventario basura con una mano mientras arrojan una limosna a la prensa con la otra.

MERCEDES

Pero es que sigo sin entender por qué no pueden hacer los medios lo mismo y dejarse de tanta cookie compartida. Si es que además ya solo quedan unos meses de vida a las cookies de tercera parte en Chrome. Y ya no se sirven en Firefox, Safari o Brave.

CATÓN

El mercado publicitario necesita aún cookies para combatir el fraude porque hay mucho caradura suelto, mucho bot y mucha granja de clics. Y también se usan cookies para evitar dar a la gente la paliza con el mismo anuncio hasta el hastío — lo que se llama “capado de frecuencia”.

Y luego hay otra cosa que no habéis entendido, que es que en los medios el 20% de la audiencia genera el 80% de los ingresos publicitarios. Y no tiene sentido estar separando el grano de la paja cada dos por tres, echando por tierra todo el trabajo acumulado en discernir a los Anselmos de la gente dispuesta a gastar.

MERCEDES

Ninguna de las dos cosas primeras es cierta ya. Se puede medir el fraude sin cookies. Y hay mecanismos relativamente maduros de “Frequency Capping” que utilizan señales asociadas al Privacy Sandbox con el que Chrome está reemplazando las cookies de tercera parte.

CATÓN

Pero es que entonces dependemos de Google. O de Apple en Safari. Y lo mismo pasa con atribución de resultados o medición de conversiones. Las cookies nos dan independencia.

MERCEDES

También hay técnicas de atribución de resultados que no dependen de cookies ni de Google, ni tampoco de Apple. En la W3C se están debatiendo fórmulas basadas en computación multi-parte que permiten calcular la aportación de cada clic sin aislar dispositivos específicos.

Y tampoco creo que que se justifique el seguimiento individual por el valor diferencial o la capacidad adquisitiva de una parte de la audiencia. O por esa concentración del tiempo de exposición a publicidad en ésta. Casi todo se puede hacer ya con datos agregados y privacidad diferencial.

Pero en el mercado publicitario se agazapa una vieja guardia de profesionales que lleva veinte años trabajando con cookies y solo les cabe ahora en la cabeza escapar hacia adelante y usar identificadores de dispositivo basados en direcciones de correo, que son más intrusivos aún.

ANSELMO

Pues imagínate cuando esos IDs los plantan las operadoras y los comparten entre ellas perfilándote a nivel de red, como si de entidades sacrosantas se tratara, tres pisos por encima de todas tus preferencias de navegador. Lo que nos faltaba, salimos de la cookie de Google para entrar en la supercookie de Telefónica. O la garrapata, más bien, porque a eso suena en inglés esto que han sacado.

Cuando lo hizo Verizon en EE.UU. les cayó multa de la FTC, pero ahora salen las operadoras europeas y son todo aplausos.

CATÓN

A ver, que ese sistema es muchísimo más transparente y ajustado a derecho. Y te están pidiendo consentimiento. Si no te gusta no lo des.

MARÍA LUISA

Consentimiento libre y sin coercion, claro que sí. ¿Tú crees que la gente va a aceptar algo así pudiendo escoger por su propia voluntad y entendiendo de qué va?

MERCEDES

Ahí está la clave del asunto. Si preguntas de verdad no tienes audiencia, y si impones la aceptación no tienes consentimiento real. Esto de la “garrapata” pretende ser muy Customer Friendly, pero si no es impostura lo pagarán en un tamaño pírrico de la muestra resultante.

Total, que estamos en las mismas: la fijación con perfiles individuales para perpetuar el status quo. Otro ID para quedarnos donde ya estábamos. La mona vestida de seda.

MARIA LUISA

Es que los medios se han obsesionado con perfilar a la gente pero pueden hacer publicidad contextual.

CATON

Ya estamos. Se os llena la boca a los abogados con la publicidad contextual. Alguien ha vendido este cuento muy bien ahí fuera.

MERCEDES

Maria Luisa, la gente se ha montado la película del arco iris con esto de la publicidad contextual. Se hace una vaga asociación a la publicidad de la televisión de antaño -muñecas con los dibujos animados, pucheros con Karlos Arguiñano- como si fuera la panacea y estuviera libre de pecado en el uso de datos, pero las cosas no son así en internet.

El contexto extraído del mero análisis semántico del artículo que anida a un espacio publicitario no garantiza relevancia. Se exige una vista de pájaro más amplia en la navegación de contenidos. Tiene que formarse un acumulado de contextos, y esto ya es una forma de perfilado, no necesariamente individual, pero también necesitada de otras piezas que no dejamos de denigrar. Seguimos necesitando controlar fraude, evitar repeticiones y medir resultados.

FELIPE

Y os olvidáis de su efecto sobre la competencia. Traernos la publicidad de la tele de los años 90 significa volver a la misma realidad de un grupo reducido de empresas con elevado presupuesto. Vetaríamos a los pequeños anunciantes, que han abanderado la revolución digital y la democratización del comercio. Devolveríamos este privilegio a grandes marcas de consumo expertas en matar moscas a cañonazos, haciendo campañas multimillonarias de barrido.

¿Qué va a hacer la pequeña empresa familiar de venta de boinas si no puede dirigirse a un segmento que haya mostrado cierto interés? ¿Qué será del pequeño fabricante de carteras artesanas de plástico reciclado?

MARÍA LUISA

Yo no entiendo por qué no pueden las PYMEs pujar por espacios publicitarios contextuales. Pero ya veo que crear una asociación de intereses exige pixels de medición y ciertos mecanismos de intercambio de información con el dispositivo.

CATÓN

A ver, a mi me gustan los pequeños negocios, pero hay mucho cuento ahí también. Mucha startup pija en esteroides que solo sirve para gastar los ahorros familiares o jugar a la venta piramidal en rondas de inversión. Todos esos ya están en Instagram y desaparecen de la noche a la mañana. En los medios tiene que haber marcas sólidas y relaciones a largo plazo.

FELIPE

Pues más atrapados estarán por las agencias de medios y todo el merengue y toda la grasa que viene de esa relación insana. Poco recorrido os veo. Las marcas que llamas sólidas nacieron en el mundo de mensajes unidireccionales y experiencias compartidas de consumo de tres o cinco canales lineales. Estamos en otra fase y no lo has pillado, pero supongo que sigues comprando Pantene, Gillette, Fairy o Nesquik porque tú ya las llevas incrustadas en el hipocampo sin remedio. El algodón no engaña.

MERCEDES

No pasa nada. Los pequeños seguirán pagando el impuesto revolucionario a Google y Meta, al tiempo que los medios incapaces de establecer relaciones de confianza y las marcas tradicionales se ahogarán juntos como dos náufragos abrazados.

Supongo que las agencias buscarán la manera de asirse a otro cuerpo viviente en mercados regulados donde la supervivencia viene impuesta por ley, con la misma magia con la que un líquen muda de árbol.

MARÍA LUISA

Ya nos hemos ido al escenario distópico. Pero yo sigo queriendo saber cuánto vamos a tardar en tumbar estos muros de consentimiento abusivos, por mucho que los medios se mueran, o no sepan dar servicio a pequeños anunciantes, o sean víctima de un ejército de sanguijuelas, o gocen de un trato de favor.

¿No os parece que terminaremos topándonos con una sentencia del TJUE que diga claramente que eso no puede ser consentimiento válido?

¿Por qué no puede imponerse el criterio de la Agencia Holandesa, que lo tiene clarísimo, o las propias afirmaciones de la última guía del EDPB al respecto?

Solo España y Francia han aceptado esta broma. Claro que también está propagándose la práctica como la pólvora por Alemania e Italia porque ha cogido a todos con el pie cambiado, pero dale unos meses a que prosperen las denuncias de Max Schrems y otros activistas.

CROQUETA (Sigue aquí si vienes del salto marcado en el arranque)

CATON

¿Y si le damos la vuelta a la pregunta? ¿No te parece a ti que se podría evitar la elección entre cookies o pago si aceptamos la publicidad como algo natural y necesario? ¿Cómo se come eso a nivel legal?

MERCEDES

Si me permites soltar una idea, a lo mejor tenemos que trocear el problema en dos porque esta croqueta es muy grande y además está cargada de bechamel incandescente.

Por un lado tenemos la necesidad de consentimiento derivada de la directiva ePrivacy, que es el artículo 22.2 de la LSSI en España. La directiva se ocupa del acceso al dispositivo del usuario, con independencia de que se traten o no datos personales. Y esta idea de almacenamiento local que siempre hemos asociado a cookies ya se extiende al mero uso de la RAM por enviar parámetros en una URL o anidar llamadas a un servidor externo — según las desmadradas directrices de interpretación propuestas por el EDPB.

Con esto podemos concluir que absolutamente todo lo que se haga a efectos de medición o gestión publicitaria, se apoye o no en datos personales, va a exigir siempre consentimiento.

FELIPE

Bueno, la AEPD, igual que la CNIL, ha sacado una guía de cookies analíticas que permite usarlas sin consentimiento si el análisis se limita al mantenimiento básico de la web con estadísticas esenciales.

MARÍA LUISA

Pero es que esa excepción no está en la normativa. Como no está la de dejar a los medios saltarse la definición de consentimiento libre. No sé si os acordáis de la Guía del WP29 sobre la directiva ePrivacy, donde se aceptó que las cookies analíticas no eran tan intrusivas, pero se dejó claro que no podrían ampararse en la excepción de necesidad técnica para la prestación del servicio.

MERCEDES

Ahí estamos. Estas cosas demuestran que con ePrivacy en la mano aquí no se mueve nadie porque hasta respirar exige consentimiento, y como no es realista depender de éste para necesidades básicas de un servicio, las autoridades se han buscado la manera de hacer la vista gorda, a veces por propia iniciativa y a veces -como la CNIL con el muro de consentimiento que ahora heredamos- empujados a regañadientes por el mercado.

CATÓN

A esto voy yo, es que si la ley ahoga el curso más lógico de la vida y los negocios lo que tenemos que hacer es cambiar la ley.

MERCEDES

Esto ya se intentó, e incluso el malogrado borrador de Reglamento ePrivacy, que iba a sustituir a la directiva, incluía una excepción para cookies analíticas, en coherencia ya con la base legal del interés legítimo establecida por el RGPD. Pero el choque de lobbies en Bruselas acabó reventando la propuesta.

En fin: ¿Y si aceptamos que tanto la publicidad como la medición deberían quedar reflejadas en una interpretación actualizada de “necesidad técnica del servicio” en aquel artículo 5.3 de la directiva? La primera versión de esta norma se fraguó allá por 1999 y vio la luz en el 2002 — todavía era un opt-out y no fue un opt-in hasta 2009, pero eso da igual. Esa excepción se planteó entonces para carritos de la compra o secuencias de formularios, pero internet ha evolucionado y la publicidad es fundamental para garantizar la viabilidad de innumerables modelos de negocio.

Si luego resulta que esa publicidad o esa labor de medición tratan datos personales, pues ya le pasamos la pelota a la segunda mitad de la croqueta, que es el RGPD.

MARÍA LUISA

Suena bien. Para empezar ya no tenemos que estirar el consentimiento como un chicle en situaciones absurdas y damos encaje a la guía de cookies analíticas sin inventarnos la ley.

CATÓN

Y entonces las cookies publicitarias o los IDs compartidos son necesarios y no tenemos que preguntar.

ANSELMO

Quieto parado, que por ahí nos la cuelas otra vez. Nadie ha dicho eso.

MERCEDES

Justo. Lo que ahora tocaría es evaluar si podemos ampararnos en el interés legítimo para funcionalidades muy técnicas asociadas a servir publicidad no personalizada o muy poco segmentada. Por ejemplo, para gestión de fraude, Frequency Capping o atribución. Y ahí podemos ya también descubrir que en muchos casos habrá que recurrir al consentimiento, que además puede venir impuesto por la reciente diarrea normativa de la Comisión Europea.

FELIPE

Con toda la ventaja que no tener que preguntar supone en términos del tamaño de la muestra sobre la que un anunciante o un medio toman decisiones. No es lo mismo fiarte del 100% del tráfico que extrapolar lo que te diga el quince o veinte por ciento que terminan aceptando. Pudiendo además darse que quienes aceptan ya arrastran un particular sesgo que los hace aún menos representativos.

MERCEDES

Pero imagínate que ni siquiera tratamos datos personales porque se cruzan señales de tal manera que ningún responsable del tratamiento llega nunca a contar con todos los datasets que le permitirían deduplicar a la audiencia.

MARIA LUISA

Te paso esto de los datasets y la deduplicación porque somos amigas, pero vaya cómo os las gastáis en tu generación con el vocabulario. Y todavía no nos has soltado lo de “la data”.

FELIPE

A ver, aquí la data está al orden del día. Yo me hincho a guardar data con esto del wifi gratuito. Aunque no sé si se la queda más bien la empresa que me lo ha puesto y ahora yo recibo solo data de tercera.

ANSELMO

A ver si eres tú también ahora un data broker.

MERCEDES

¿Me dejáis terminar? Si ahora resulta que podemos hacer publicidad en base a intereses agrupados, como en el Topics API del Privacy Sandbox o como hacen varias startups ahí fuera, o como permiten algunos DMPs de primera parte, pues no sé por qué tenemos que asomarnos siguiera al RGPD. No trataríamos datos personales porque ninguno de los actores en la cadena tiene suficiente información como para distinguir a personas físicas. Y las preferencias se quedan en el dispositivo de cada usuario, pudiendo éste cambiarlas y consultarlas.

MARIA LUISA

Supongo que las sentencia del SRB del TJUE, o incluso Breyer, secundan esa interpretación del dato anónimo.

MERCEDES

Y si concluimos que efectivamente tratamos datos personales, ¿por qué no podemos aplicar el test en tres pasos del interés legítimo? A lo mejor así descubirmos que hay fórmulas de segmentar audiencias, posiblemente a caballo entre la quimera de la publicidad contextual ochentera y la realidad de los intereses agrupados.

FELIPE

¿No significaría esto que también Meta y Google podrán acogerse a interés legítimo, como está claro que no les han dejado ya en el EDPB?

MERCEDES

No tiene por qué ser igual. En su caso tienen muchísimos más datos y conservan perfiles directamente identificativos de personas físicas que se han registrado. Los medios podrían seguir ofreciendo una publicidad a visitantes anónimos que, por esta misma razón, evitaría la necesidad de consentimiento y, gracias a ello, podría disfrutar de una muestra de audiencia muchísimo más rica a efectos de planificación, medición o mejora continuada.

CATÓN

Esto suena de cine. Por fin meteríamos un gol a las plataformas y no tendríamos que preguntar tantas cosas o hacer sufrir a María Luisa.

ANSELMO

Y yo podría leer las portadas sin sentirme amenazado porque habrán hecho una ponderación de riesgos.

FELIPE

Y no te sentirás un ladrón, porque en el fondo te perturba robar a un periodista.

ANSELMO

Muy en el fondo. Más que nada porque tengo alma de periodista.

MARÍA LUISA

Pues suena muy bien. Y dejamos de prostituir la figura del consentimiento informado. Aparte de que me fío mucho más de un medio que no me pone entre la espada y la pared y a lo mejor hasta me suscribo.

Yo no respondo bien al chantaje.

MERCEDES

Ni tú ni nadie.

(Se pagan los cafés. Sale Catón primero a paso ligero habiendo consultado el reloj. Le siguen María Luisa y Mercedes con mayor parsimonia. Felipe pone otro pincho de cortesía a Anselmo y se incorpora a una conversación sobre física cuántica).

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Dedicado a a quienes han provocado estas reflexiones acompañándome en recientes entrevistas (Masters of Privacy) o conversaciones sobre la materia: Peter Craddock, Cristiana Santos, Victor Morel, Robert Bateman, Arielle García, Renzo Marchini, Romain Robert, Jesús F. Acevedo, Mireia Paricio, Marcos Judel, María Alcolea, Javier Recuenco y Alessandro De Zanche.

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Sergio Maldonado
PrivacyCloudES

Dual-admitted lawyer. LLM (IT & Internet law), Lecturer on ePrivacy and GDPR (IE Business School). Author. Founder: PrivacyCloud, Sweetspot, Divisadero/Merkle.